Las escaras, también conocidas como úlceras por presión, son lesiones cutáneas que se desarrollan cuando la presión prolongada sobre la piel interrumpe el flujo sanguíneo en una determinada área del cuerpo. Estas lesiones suelen ocurrir en personas que tienen dificultades para moverse o que pasan largos períodos de tiempo en la misma posición, como aquellos que están postrados en la cama, en sillas de ruedas o en sillas durante mucho tiempo.
Las escaras suelen comenzar como enrojecimiento o irritación de la piel en el área afectada, y con el tiempo, pueden desarrollarse en llagas abiertas, que pueden ser dolorosas y propensas a la infección. Las áreas del cuerpo más propensas a desarrollar escaras incluyen las prominencias óseas, como el sacro (parte baja de la espalda), los talones, los codos, los omóplatos y la parte posterior de la cabeza.
Prevenir las escaras es importante y se logra mediante cambios de posición frecuentes, el uso de colchones y almohadas antiescaras especiales para aliviar la presión y mantener la piel limpia y seca. Si alguien desarrolla una escara, es fundamental buscar atención médica para evitar complicaciones y promover la cicatrización adecuada. El tratamiento puede incluir el uso de apósitos especiales, antibióticos si hay signos de infección y otras medidas para promover la curación y prevenir la recurrencia de las escaras.
Grados de Escaras y sus características
Las escaras, también conocidas como úlceras por presión, se clasifican en diferentes grados según la gravedad de la lesión. Esta clasificación ayuda a los profesionales de la salud a determinar el tratamiento adecuado y el nivel de cuidado necesario. A continuación, se describen los grados de escaras comunes:
1. Grado 1: Eritema (enrojecimiento) de la piel.
En este grado, la piel presenta un área enrojecida que no blanquea cuando se aplica presión. Puede ser dolorosa o sensible al tacto. En este punto, la lesión todavía afecta solo a las capas superficiales de la piel.
2. Grado 2: Lesión parcial de la piel.
En este grado de escara, la lesión progresa más allá del enrojecimiento y se forma una llaga superficial. La piel puede mostrar erosión, ampollas o úlceras abiertas. La capa superior de la piel (epidermis) y parte de la capa subyacente (dermis) pueden estar afectadas. Estas úlceras son más dolorosas y pueden presentar un riesgo mayor de infección.
3. Grado 3: Lesión completa de la piel.
En este punto, la úlcera por presión se extiende a través de la epidermis y la dermis, llegando a la capa de grasa subcutánea. Puede haber una cavidad visible en la piel, y la lesión puede ser más profunda de lo que parece en la superficie.
4. Grado 4: Lesión completa con daño extenso.
En este grado, la lesión afecta todas las capas de la piel, así como el tejido subcutáneo y puede llegar hasta el músculo, el hueso o las estructuras adyacentes. Puede haber una cavidad profunda en la piel y un riesgo significativo de infección y complicaciones graves.
Además de estos grados de escaras, a veces se menciona una categoría llamada "escaras no clasificables" para describir las úlceras por presión que tienen características especiales que dificultan su clasificación en uno de los grados anteriores.
Es importante destacar que la prevención es fundamental en el manejo de las escaras. Cuanto antes se detecten y se tomen medidas para reducir la presión y mejorar el cuidado de la piel, mejor será el pronóstico para el paciente. Además, el tratamiento de las escaras debe ser realizado por profesionales de la salud, ya que pueden requerir procedimientos y cuidados específicos para promover la cicatrización y prevenir complicaciones.